La paleta de los colores con sentimientos.

Había una vez una paleta de colores, donde cada color tenía su propia personalidad y sentimientos. En esta paleta, el rojo era el color más fuerte y apasionado, mientras que el azul era el más tranquilo y sereno. El amarillo era siempre optimista y alegre, mientras que el verde era el más natural y equilibrado. Los otros colores también tenían sus propias características únicas, pero todos compartían una cosa en común: su sentimiento de superioridad sobre los demás colores.

Un día, el rojo y el azul se encontraron en un lienzo y, al principio, sus diferencias los hacían sentir incómodos el uno con el otro. Pero después de un tiempo, comenzaron a darse cuenta de que sus tonos juntos creaban una hermosa tonalidad de púrpura que era mucho más interesante que sus colores individuales. Se dieron cuenta de que, al trabajar juntos, podían crear algo realmente especial.

Después de eso, todos los demás colores comenzaron a experimentar con mezclas también. Descubrieron que cuando se combinaban, sus colores se convertían en tonos completamente nuevos y emocionantes. El amarillo y el azul se unieron para crear un verde vibrante y lleno de vida, mientras que el rojo y el amarillo crearon una naranja cálido y brillante.

A medida que más y más colores comenzaron a mezclarse, descubrieron que la verdadera belleza se encontraba en la diversidad. Cada color tenía su propio valor y contribuía a la creación de una obra de arte única y hermosa. Comprendieron que, aunque eran diferentes, todos eran igualmente importantes y necesarios.

Al final, la paleta de colores se dio cuenta de que la verdadera felicidad se encontraba en la colaboración y el trabajo en equipo. Juntos, podían crear algo hermoso y significativo que duraría para siempre. Y así, en la paleta de colores, reinó la paz y la armonía.

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