Leyenda del Lapacho.
Hace mucho tiempo, en una comunidad con asentamiento en la selva paranaense, vivía un niño, de nombre Tajy. Algunos, con cariño, lo llamaban hú—Negro—, haciendo referencia a su piel oscura.
Cierto día, cercano al invierno, un grupo de adultos debía salir a buscar alimentos para abastecer a la aldea. El niño creyó que era el momento oportuno para acompañar y aprender.
El día llegó. Con los primeros rayos del sol, se disponían a partir. Iniciaban una aventura necesaria, que se tornó trágica para la comunidad. Todos volvieron, menos él. No supieron cómo, pero se perdió en la espesura del monte y no lo pudieron encontrar. Decidieron descansar por la noche y salir a buscarlo al día siguiente.
Tajy había encontrado unos frutos que les sirvieron de alimento. Eso, sumado a otros encantos de la selva, lo desviaron del camino. Se resguardó de los peligros nocturnos montado sobre las ramas de un lapacho.
Con el canto de los pájaros, se despertó. Se dispuso a bajar y buscar alguna señal que lo oriente, pero no tuvo éxito, todo el tiempo volvía al mismo lugar. Escuchó voces que no le sonaron familiares e, inmediatamente, se ocultó. Desde ese lugar vio a unos hombres intentando tumbar con hachas al enorme lapacho que lo cobijó. Se sintió extraño. Sufría con cada golpe que recibía el árbol. No pudo soportar la injusticia que vivía. Juntó una rama del suelo y enfrentó a los hacheros. Quienes, sorprendidos, no dudaron en aplicar su fuerza contra el cuerpo del indefenso niño. Tajy quedó tendido sobre un charco rojo. Los cobardes huyeron. El niño, extasiado, se sentía vivo. Es más, cuando la cuña de metal atravesó por primera vez su fina piel, sintió un abrazo que lo alivió y lentamente comenzó a identificar a las ramas del lapacho como parte de su cuerpo. Su nuevo cuerpo.
Cuando los adultos de la aldea lo encontraron al fin, lamentaron su deceso. Y Por las marcas del hacha, en el árbol y en el niño, dedujeron lo ocurrido. Llevaron el cuerpo y en su honor, al árbol lo bautizaron Tajy hú.
Desde ese día, Tajy Hú— hoy más conocido como lapacho negro— es el guardián del monte, se esfuerza en llegar a la cima, para relucir sus hermosas flores rosadas, anunciando que la primavera pronto llegará.
JR
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