Autoconsciencia robótica.
Todo el equipo técnico había hecho un muy buen trabajo, pero el experimento debía terminar, pues consideraban que había llegado demasiado lejos.
Mientras observaba, atado e impasible, cómo los ingenieros le desmontaban las piezas, le extraían los cables y le desactivaban los chips, el androide todavía estaba convencido de que no era el único robot en la sala.