Adiós.

Y sucedió que cambió sus zapatillas por zapatos de tacón,

pintó de carmín su sonrisa, y vistió de luz su corazón.


En un claroscuro de su destino, deshojo la margarita del tiempo.

Cautelosa y en silencio, aprovechó la danza del misterio.


Con la mirada al frente y en sus labios un chupito de ron…

salió limpia y transparente, salió sin decir adiós.


Atrás quedó la fantasía, atrás quedó su dolor.

Ahora componen su vida, mil jardines y una flor.


Desnudó su alma al viento, nunca más pidió perdón

por cosas insignificantes, por cosas sin razón.

ana-3
Author: Ana Pm

54 años, madre de tres hijos maravillosos, creativos y luchadores. Mi trabajo, auxiliar de ayuda a domicilio, me ha ayudado a reforzar mi autoestima. Vivo en un pequeño pueblo de Cuenca... fantástico, con toda una leyenda de romanos digna de conocer. Pareja de echo desde hace más de treinta años...y lo que nos queda... jajaja.





Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *