El mono y la manzana.

Había una vez un mono muy sabio que estaba sentado debajo de un árbol comiendo un plátano. Mientras comía, el mono notó que una manzana del árbol parecía un poco triste.

«¿Qué te pasa, querida manzana?» preguntó el mono.

«Estoy preocupada por mi futuro», respondió la manzana. «No sé si seré útil o no. ¿Algún día me comerán o simplemente me dejarán pudrir?»

El mono sonrió con sabiduría y respondió: «Todo depende de tus expectativas, querida manzana. Si esperas ser comida y disfrutada, entonces cumplirás esa expectativa. Pero si esperas algo más, entonces debes trabajar para lograrlo».

La manzana pareció confundido. «¿Qué puedo esperar más allá de ser comida?»

«Podrías esperar ser parte de algo más grande», dijo el mono. «Quizás convertirte en parte de un pastel, en un batido de frutas, o en un ingrediente para una receta deliciosa. O, incluso, podrías convertirte en un árbol y dar vida a más manzanas, así como a otros seres vivos».

La manzana comenzó a entender y se llenó de esperanza. «¡Eso suena increíble! Pero, ¿cómo puedo hacer eso?»

El mono le explicó que tendría que esforzarse para ser útil de diferentes maneras. Podría trabajar con otros ingredientes, aprender nuevas recetas y contribuir a la creación de algo nuevo y delicioso. O podría ser plantada y convertirse en una fuente de vida para otros seres vivos.

La manzana entendió el mensaje del mono y comenzó a trabajar para ser algo más que un simple bocado. Con el tiempo, se convirtió en un ingrediente clave para la receta de pastel más deliciosa del mundo, y su sabor fue admirado por muchas personas.

La manzana había aprendido que el futuro estaba en sus propias manos, y que sus expectativas eran cruciales para determinar lo que sucedería con su vida. Con el esfuerzo y la dedicación correcta, cualquier cosa era posible.

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