No son sólo gotas de sudor: es amor…

Tú y yo, arte en distinto escenario que compartimos tablas en nuestra mejor función, nuestra escena de amor que se transforma en sexo salvaje, pasión incontrolada cuando se alza el telón.

Me agarras del cuello y tu lengua entra primero en mi boca y después recorre mi cuerpo, erizándolo cuando muerdes mis pezones y después se pierde entre mis piernas mientras tus manos retiran mis braguitas negras ya húmedas por la espera.

En pleno éxtasis, subes con fuerza arrastrando mis piernas con tus brazos y siento como tu dureza entra poco a poco en mi y acelera mi respiración mientras vas despacio y me obliga a arañarte la espalda y gritar cuando aumentas tu fuerza, mis piernas tiemblan y mi fluido te empapa.

Mi orgasmo, como una bomba de racimo que haces que estalle al contacto con tu piel.
Me separo y aún temblando utilizo mi boca para conseguir que explosiones en ella mientras irremisiblemente la humedad y el calor vuelve a mi.

Después, un silencio. Te miro, te sonrío con timidez y baja el telón.
Mis ojos se abren y estoy acariciando tu pecho mientras fumas, de mi labios brota sin control:
– Repetimos?
Espero tu respuesta con miedo, me atrevo a profundizar en tus ojos y ahí puedo leer.
– Te lo dije !!!

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